
Dos casas pueden parecer iguales… hasta que llega la tormenta. La diferencia no está en las paredes ni en el techo, sino en lo que no se ve: el cimiento. Jesús enseñó que quien oye sus palabras y las pone en práctica es como el que cava hondo y edifica sobre roca. No es fácil, requiere esfuerzo y sacrificio, pero esa es la única forma de resistir las pruebas. Este mensaje nos invita a examinar en qué estamos construyendo nuestra vida y a poner a Cristo como nuestra base firme.
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